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"MORELOS DURANTE LA REVOLUCION"

Por defender las tierras de Villa de Ayala y Anenecuilco fue consignado al servicio de armas, el que fuera futuro caudillo de la Revolución Agrarista, Emiliano Zapata, siendo llevado a Cuernavaca para engrosar la leva; quedó en el 9º Regimiento de guarnición en esta plaza, de donde salió, a los seis meses, debido a las gestiones de don Ignacio de la Torre y Mier, dueño de la hacienda de Tenextepango con la ayuda en Cuernavaca, del señor don Juan Cerezo. El estado de Morelos llegó a producir, 16,635 kilogramos de azúcar por kilómetro cuadrado de plantación de caña.

Las fiestas del Primer Centenario (1910) de la iniciación de la Independencia, marcaron el apogeo del régimen Porfirista; se celebra también la reelección del general Díaz. Desde septiembre se comenzó a sentir el malestar por varias manifestaciones que hubo en la Ciudad de México y por activos trabajos del Partido Antirreeleccionista. Los sucesos de Puebla y el Plan de San Luis, encendieron la chispa revolucionaria.

El estado de Morelos estaba perfectamente preparado; la imposición del coronel Escandón, su pésimo gobierno y los despojos de tierras durante su gestión, hicieron que los descontentos aumentaran.

Hacia fines de 1910, don Pablo Torres Burgos, vecino de Anenecuilco, celebró varias entrevistas con la Junta Revolucionaria de San Antonio, Texas, y regresó a Morelos provisto de amplios poderes para organizar, como jefe, la revolución del sur. En 1911 Cuautla se vio asediada por las fuerzas rebeldes, desde mediados de abril.

El sitio formal y los primeros combates dieron principio el día 13 de mayo. Estaba defendida por 300 hombres del 5º Regimiento al mando del Coronel don Eutiquio Munguía, teniendo como subjefe al de igual graduación don Francisco Rivera Mutio y 30 rurales del estado, a las órdenes del Mayor don Gil Villegas.

El día 18 de mayo el coronel Munguía abandonó la plaza al frente de sus tropas. Los atacantes estaban comandados por el general Zapata. Ya en este tiempo, se le consideraba como jefe de la Revolución Morelense.

El día 19 de mayo, las fuerzas del general Leyva comenzaron a salir de Cuernavaca; las últimas abandonaron la población en la mañana del 21 y por la tarde hicieron su entrada las tropas del General guerrerense don Ambrosio Figueroa.

Una comisión de personas distinguidas salió hasta Xochitepec para entrevistarse con el general Asúnsolo que las mandaba. El viernes siguiente entró a la capital del estado el ejército libertador, al mando directo del general Emiliano Zapata.

Por fin tomó posesión don Francisco I. Madero de la Presidencia de la República, el 6 de noviembre de 1917. El país estaba pacificado, las promesas de la Revolución no se habían cumplido y su gobierno tendría que desarrollarse entre la lucha política con los elementos del antiguo régimen y el pueblo que pedía el cumplimiento de las reformas sociales que se le habían prometido.

Pocos días tenía en el gobierno el señor Madero cuando en las montañas del sur se proclamaba el Plan de Ayala, de gran trascendencia, ya que había de cambiar radicalmente el concepto que se tenía de Zapata y de sus hombres. Al declararse en rebelión contra el gobierno de la Barra primero y de Madero después, los revolucionarios morelenses quedaban sin bandera, pues si bien tenían arraigadas las ideas de emancipación del campesino, pero les faltaba un programa social que las coordinara y los sacara de ser un simple grupo de hombres armados y les diera la fuerza de los defensores de un ideal.

Colaboró empeñosamente en la formación de este Plan el general Otilio E. Montaño, quien fue profesor de villa de Ayala. Una vez leído y jurado el Plan se procedió a la jura de la bandera del ejército agrarista, tomándola en sus manos el general Jesús Morales; teniendo a sus lados a Emiliano y Eufemio Zapata. Estos memorables acontecimientos tuvieron verificativo en Axoxustla, Puebla.

La Constitución Federal del 5 de febrero de 1917, reconoció a Morelos como Estado Libre y Soberano, quedando, por consiguiente, sin ningún efecto la disposición huertista que lo había convertido en territorio.

Cuernavaca volvió a quedar en poder de las fuerzas zapatistas para ser ocupada definitivamente por el gobierno Carrancista el 8 de diciembre de 1918.

Para eliminar a Emiliano Zapata, el general Pablo González y el preboste del ejército, licenciado Luis Patiño, fraguaron un plan para hacerles creer que el coronel Jesús Guajardo, individuo de pésimos antecedentes, había desconocido el gobierno de don Venustiano Carranza.

Un sonado escándalo público, una correspondencia doble por parte de Guajardo y sincera por la de Zapata, ofrecimientos y falsedades hicieron que, poco a poco, cobrara confianza el General suriano y creyera en la buena fe de Guajardo.

El 10 de abril de 1919 muere Zapata en la emboscada que le puso Guajardo en la hacienda de Chinameca. Con él también murieron Agustín, Cortés y Lucio Labastida.

La sorpresa fue terrible, los soldados del traidor Guajardo parapetados en las alturas, en el llano, en la barranca, en todas partes eran más de 1,000 hombres descargando sus fusiles y aprovechando el desconcierto batieron a los partidarios del héroe revolucionario y su escolta.

El cadáver de Zapata fue llevado a Anenecuilco y sus restos reposan actualmente en Cuautla al pie de la estatua que le fue erigida. Es designado gobernador provisional el doctor don José G. Parres quien toma posesión el 10 de julio de 1920.

Se caracteriza el gobierno del doctor Parres, por su deseo de organizar la administración pública, desterrando la anarquía y el abandono en que vivía el estado. Además inició el reparto agrario, entregando ejidos a 115 pueblos y trabajando incansablemente por lograr la pacificación. 
 

 

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